El packaging es mucho más que una caja. Para una empresa profesional, representa una inversión estratégica que puede potenciar la marca… o dañarla si no se elige bien. En SG Colmar hemos visto cómo muchos negocios cometen errores que, aunque parecen menores, terminan afectando directamente a sus ventas, a su imagen y a la experiencia de cliente. Esta entrada recoge los fallos más frecuentes al elegir packaging y cómo evitarlos.
No tener en cuenta el tipo de producto
Uno de los errores más comunes es seleccionar cajas estándar sin considerar las características específicas del producto. No es lo mismo empaquetar un perfume que una caja de galletas artesanas. Un envase que no se adapta correctamente puede dañar el contenido, generar quejas y afectar a la reputación de la empresa.
Adaptar el packaging al tamaño, peso, fragilidad y presentación del producto es clave para garantizar la protección y proyectar profesionalidad.
Elegir materiales de baja calidad
A menudo, con la intención de reducir costes, algunas empresas optan por materiales económicos que no soportan bien el transporte, pierden forma o dan una imagen poco cuidada. El resultado: cajas dobladas, presentaciones mediocres y pérdida de valor percibido.
El packaging es una extensión del producto. Si la caja parece barata o mal acabada, el cliente asociará esa sensación al interior.

No cuidar el diseño gráfico ni la impresión
Un diseño desactualizado, mal impreso o que no respeta la identidad visual de la marca puede hacer que el producto pase desapercibido. A veces, incluso se olvidan detalles clave como el logotipo, el mensaje comercial o los colores corporativos.
Un buen packaging comunica. Y para comunicar bien, necesita diseño gráfico profesional, coherencia con la marca y una impresión impecable.
Ignorar la experiencia de usuario
El momento de abrir una caja puede ser clave para fidelizar al cliente. Si el envase es incómodo, difícil de abrir, o poco intuitivo, la experiencia empeora. También ocurre cuando se utilizan cajas demasiado grandes para productos pequeños, generando una sensación de vacío y desaprovechando espacio y material.
Diseñar pensando en la experiencia de usuario mejora la percepción de marca y fomenta la recompra.
No contar con asesoramiento profesional
El error más grave: improvisar. Sin el apoyo de un proveedor experto, se toman decisiones basadas en precio o apariencia, sin tener en cuenta aspectos técnicos, normativas, o necesidades reales del cliente.
En SG Colmar acompañamos a nuestros clientes desde el inicio. Analizamos el producto, la marca, el canal de venta y proponemos soluciones que no solo cumplen su función, sino que elevan el valor de lo que hay dentro.